No sé a ti, pero en casa nos pierde un dulce casero de los de toda la vida, Quizás por el recuerdo que nos traen, por su aroma, por la sencillez de la elaboración o simplemente por el cariño extra que siempre le ponemos a estas recetas, pero siempre nos saben a gloria.
Así que imaginaros lo que tardé en meterme en la cocina, cuando mi hijo me dijo hace unos días (que encima estaba malito con fiebre): Mamá me comería ahora mismo unas rosquillas, que ricas ¿verdad?. Pues no había pasado una hora cuando se estaba llevando la primera a la boca, el y yo ¡claro! Y es que, que ricas están las Rosquillas de anís caseras de toda la vida!
ROSQUILLAS DE ANÍS CASERAS
Ingredientes
100 gr Azúcar blanca
La piel de un limón
3 Huevos camperos
110 ml Aceite de Girasol
50 ml Licor de Anís
530 gr Harina de repostería
1 Sobre de Levadura en polvo
1 Pizca de sal
Aceite de Oliva Virgen Extra para freir las rosquillas
Azúcar blanca para rebozarlas
Elaboración
Lo primero que debes hacer es mezclar el azúcar con la ralladura de limón, y puedes hacerlo de dos maneras: Si no te importa y te gusta encontrarte con algún pequeñisimo trocito de la piel del limón cuando te comas las rosquillas, es tan sencillo como mezclar bien y listo. Pero si no te gusta, te sugiero que pulverices el azúcar junto con el limón ya sea en la Thx o en cualquier otro robot de cocina. Personalmente me gusta más pulverizarlo, pues el azúcar adquiere aroma y sabor a limón y eso se nota en la masa a la hora de comerte las rosquillas.
Bien, pues una vez hecho esto, añade los huevos al azúcar, de uno en uno y mezclando bien, seguidamente añade el aceite y por último el licor de anís.
Cuando estén bien mezclados todos estos ingredientes, es el momento de añadir los ingredientes secos: harina, levadura y sal.
Mezcla bien, hasta obtener una masa que a pesar de estar blanda, podemos coger bien con las manos. aunque sea un tanto pegajosa. Si ves que te cuesta, puedes añadirle un poco más de harina, pero a mí con esta cantidad me quedó perfecta para manejar.
Pon a calentar una sartén con AOVE, la suficiente cantidad para que las rosquillas queden cubiertas a la mitad mas o menos. Cuando esté caliente, impregna tus manos con aceite y coge pequeñas porciones de masa, como del tamaño de un tomate cherry, forma una bola y déjala a un lado. Repite la misma operación con otra porción de masa. Ahora coloca una bola sobre la otra e introduce un dedo que atraviese las dos bolas. Abre un poco el agujero para que no se cierre a la hora de freirlas, pues recuerda que crecerán un poco por la levadura y écha en el aceite.
Hacer esta unión de dos porciones de masa, es lo que nos dá como resultado esa pequeña hendidura que tienen las autenticas rosquillas alrededor en los laterales. Pero si no quieres hacerlo, no hay problema, realiza el proceso con una solo bolita de masa con un agujero en el centro y fríela.
Una vez en el aceite dóralas por ambos lados bien, para que se queden bien echas por dentro. Retira con una espumadera dejándola sobre un plato con papel absorbente para quitarle el exceso de aceite y sigue haciendo rosquillas!
Por último sólo te queda rebozar las rosquillas por azúcar que habremos dispuesto en un plato.
Pon a calentar una sartén con AOVE, la suficiente cantidad para que las rosquillas queden cubiertas a la mitad mas o menos. Cuando esté caliente, impregna tus manos con aceite y coge pequeñas porciones de masa, como del tamaño de un tomate cherry, forma una bola y déjala a un lado. Repite la misma operación con otra porción de masa. Ahora coloca una bola sobre la otra e introduce un dedo que atraviese las dos bolas. Abre un poco el agujero para que no se cierre a la hora de freirlas, pues recuerda que crecerán un poco por la levadura y écha en el aceite.
Hacer esta unión de dos porciones de masa, es lo que nos dá como resultado esa pequeña hendidura que tienen las autenticas rosquillas alrededor en los laterales. Pero si no quieres hacerlo, no hay problema, realiza el proceso con una solo bolita de masa con un agujero en el centro y fríela.
Una vez en el aceite dóralas por ambos lados bien, para que se queden bien echas por dentro. Retira con una espumadera dejándola sobre un plato con papel absorbente para quitarle el exceso de aceite y sigue haciendo rosquillas!
Por último sólo te queda rebozar las rosquillas por azúcar que habremos dispuesto en un plato.
¡Ya están listas!
¿Con ganas de comerse la primera?
Espero que os haya gustado la receta de hoy.
¡Nos vemos pronto!
¡Nos vemos pronto!
LA RECETA
by Patricia Valdivielso
6 comentarios
Qué ricas que te han quedado patricia!!
ResponderEliminarSe ven súper apetecibles, es que tienes unas manos que valen oro :)
Besos
Pienso igual que tu Patricia, no hay nada como un dulce casero hecho con cariño y no me cabe ninguna duda de que las tuyas, hechas a petición de tu hijo que estaba el pobre malito, tenían ración doble de amor. Me encanta este dulce y a ti te han quedado para quitarse el sombrero, como todo lo que haces bonita, un besazo enorme!
ResponderEliminarSon como las que hace mi madre y están para chuparse los dedos!! me encantan estas rosquillas. Bs.
ResponderEliminarQue ricas , espero que tu niño ya este bueno lo que hacemos las madres , besitos
ResponderEliminarQué ricas Patricia, te han quedado preciosas, me recuerdan a las que me hacía mi madre... qué ganas de llevarme una para la merienda, gracias por recordarme este dulce tan rico y tradicional. Besos.
ResponderEliminarHabía visto el potaje de vigilia y se me había quedado una cara... (es que no me gusta mucho, aunque el tuyo tenga pintaza!!!) pero cuando he visto las rosquillas... jajajjaja estas sí que me gustan con el saborcillo a anís... Vamos que me estoy tomando ahora mismo el café y me comía un par de ellas. Que ricas Patricia!!! Mándame una docenita ;) Besotes guapa
ResponderEliminarGracias por visitarme y dejarme tu comentario. Es un placer tenerte por aquí!